Seguro que a muchos de vosotros os han salidos pequeñas durezas en algún dedo, sobre todo el que se encarga de apoyar el boli.
Estas durezas se llaman callos y salen cuando ejercemos presión continuada en una parte del cuerpo. El rozamiento contante vuelve dura a la piel y la protege de la presión. Lo malo es que el callo queda feo y se vuelve duro.
Los callos suelen salir en las manos a personas que utilizan contantemente diferentes herramientas: a los cocineros les salen callos de usas los cuchillos, a los músicos por tocar la guitarra y a los estudiantes les salen callos por escribir mucho.
Los callos no son malos, pero pueden ser molestos. Para evitar que salgan lo que podemos hacer es utilizar bolígrafos con refuerzo de goma y tratar de no apretar demasiado el boli en el dedo, aunque es complicado de hacer cuando estamos tomando apuntes a toda pastilla.
También podemos controlar los callos cuidándonos las manos. Meterlas en agua calentita con un poco de limón y sal durante 10 minutos ayudará a cuidarlas. Y si después de tenerlas en remojo tratamos la zona del callo con aceite de oliva o aceite de almendras, conseguiremos que los callos se mantengan lejos. No os olvidéis tampoco de poneros crema hidratante en las manos.
Y si el callo os duele mucho, lo mejor que podéis hacer es consultárselo a vuestros padres, ellos valorarán si necesitáis una visita al dermatólogo.
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